domingo, 2 de septiembre de 2007

El oscuro anuncio de Mr. Black. Capítulo 1


El oscuro anuncio de Mr. Black
Capítulo 1

Por aquellos días curioseaba removiendo respuestas que retornaban en forma de boomerangs. Entrevistarme con caras famosas era como correr un maratón solidario y quedar atrapado en el medio de un conjunto de viejos que participaban solo para despuntar su vicio de deportistas de tercera edad. Y tras luchar no poder salir del grupo de vejetes, y tirar sobre el asfalto a un primer viejo todo de canas, empujar con fuerza a otro de panza puntiaguda y, por fin, quedar enmarañado en su decadencia. Pues yo como periodista era un vocero más de la decrepitud del famoso.
Por cierto mi trabajo consistía en comunicarme con un corazón, -integrante de un cuerpo humano súper reconocible en fotografías y videos- que pudiera abrirse dejando a la vista su hondura para finalmente hurgar entre sus sentimientos. Así doblegado el entrevistado no tendría más escapatoria que ampliar sus declaraciones normales y repetidas por cien. Más allá de toda retórica nunca resultaba bien.
Pese al desaliento, mi día idealizado llegó estando yo sentado de brazos cruzados en una de las pocas mesas con mantel del bar Británico. Uno de los televisores que colgaban de sus paredes iluminó mi Coca Cola y caí en la cuenta de que otra vez los paparazzis habían intentado acercarse hasta él, ese ser al que solo mostraban fotografías que él mismo se encargaba en difundir. Lo llamaban: la providencial estrella del rock. Sin dudas, sólo su luz de elegido podría sacarme de esta ciénaga.
Conocí entonces la oportunidad de llegar hasta él por intermedio de una flacucha jovenzuela sobrina de su mujer. Convencer a la niña de aires bohemios de que no dañaría a la estrella fue un proceso que secó mi saliva en un bar de esquina frente al parque Rivadavia. Persuadí, por tanto, a la sosa por la buenas y me dio su número de teléfono. Lo llamé.
CONTINUARÁ...

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